CON ESTA PRACTICA SE RESTITUYE AL OLIVO DE LOS ELEMENTOS NUTRITIVOS QUE HA UTILIZADO
Ya se han iniciado las labores preparatorias del olivar para la próxima campaña: poda, herbicidas, tratamientos fitosanitarios y abonado.
El abonado es una práctica con la que se pretende restituir al olivo de los elementos nutritivos utilizados para:
Producir cosecha – Crecimiento de los órganos vegetativos (raíces, brotes, hojas) – Crecimiento y mantenimiento de órganos vegetativos viejos (tronco y ramas).
El suelo no puede suministrar los elementos necesarios para estas tareas en el tiempo adecuado, y por eso se debe suministrar abono. Para hacer estas aportaciones es necesario conocer las extracciones del olivo por tonelada de fruto producida y las extracciones por crecimiento de los órganos vegetativos, así como el consumo de la vegetación espontánea.
La base de la fertilización de cualquier vegetal está formada por el Nitrógeno, el Fósforo y el Potasio. Estos tres elementos son los que necesitan las plantas en grandes cantidades. Otros elementos como el boro, magnesio, manganeso, azufre, calcio, hierro, cobre y zinc son también requeridos, aunque en menor proporción.
El Nitrógeno es muy dinámico, se disuelve y se lava si las precipitaciones son muy cuantiosas; se evapora si no llueve, se mineraliza de materia orgánica, se fija por bacterias que hay en el suelo, etc.
El fósforo y el potasio presentan el problema de formar parte de la estructura del suelo, por lo que aún estando presente en cantidades aparentemente normales, no lo están de forma asimilable por la planta. Por eso debemos aportarlos todos los años, sobre todo en suelos muy calizos como son los nuestros.
Por todas esta consideraciones y otras que por espacio no se señalan, siempre es mejor abonar con complejos, o en el caso de aplicar urea hacer aportaciones de potasio vía foliar.
Los abonos deben ser distribuidos durante todos los meses de desarrollo vegetativo (marzo a octubre) teniendo en cuenta que desde marzo a mayo las máximas necesidades son de nitrógeno y a partir de junio son de potasio. La aplicación foliar, en secano y años de escasa precipitación, hay que tenerla como una alternativa eficaz.
Para terminar, hay que distinguir entre abonos foliares, con una riqueza importante en macroelementos (nitrógeno, fósforo y potasio) y otros nutrientes, como el Abofol, y los bioestimulantes, como el Isabión y el Siaptón, cuya misión es activar mecanismos internos del olivo para usar las reservas de éste, recuperar a la planta de situaciones de estrés provocadas por sequía, heladas, enfermedades, etc. y mejorar la absorción de otros elementos nutritivos.